Comentario
Desde la aparición de la obra de W. Sombart, la figura del burgués ha venido siendo identificada frecuentemente con un tipo humano determinado, cuya característica principal consiste en haber protagonizado, a partir del Renacimiento, la creación y desarrollo del capitalismo moderno. Este tipo humano vendría definido, en primer lugar, por una concreta mentalidad económica basada en el espíritu de empresa y el afán racional de ganancias. En segundo lugar, por una característica conducta adaptada a una particular concepción de la vida, de la que la prudencia reflexiva, el gusto por el orden y el ahorro y la circunspección calculadora serían las notas más destacadas. Finalmente, el estereotipo burgués implicaría la existencia de unos principios entre los que se contarían el amor al trabajo, la morigeración y el respeto a los convencionalismos sociales (L. García de Valdeavellano).
Esta imagen resulta sólo parcialmente útil, dado que encierra una proyección ideal que no se adapta siempre bien a la realidad de un grupo social de fronteras indecisas, de composición heterogénea y que mantenía a menudo aspiraciones aristocráticas, a las que adaptaba su forma de vida. En realidad, convendría más hablar de burguesías, en plural, que de burguesía a secas, puesto que estamos ante un grupo social en cuyo seno se producía un notable grado de diversificación.
¿Qué puede entenderse, por tanto, por burguesía cuando el concepto se refiere al Antiguo Régimen?
En sentido lato, el término burgués designa al habitante del burgo o ciudad, por oposición al campesino. Sin embargo, la ciudad encerraba un universo social lo suficientemente complejo como para huir de encuadrar a todos sus moradores bajo una misma categoría. En la ciudad convivían desde el rico aristócrata titulado hasta el mísero vagabundo que subsistía de la caridad pública. En efecto, la definición que lleva a cabo P. Molas tiene en cuenta estas diferencias: "Burgués era aquella persona que sin gozar de las formas de prestigio propias de la sociedad estamental, sin embargo se diferenciaba netamente de los artesanos "et de ce qu'on appelle le peuple". La palabra burgués en su origen tenía un significado local, era una indicación de residencia. Esta acepción procedente de la Edad Media, como gente de la ciudad, evolucionó hasta adoptar un sentido social".
En sentido estricto se puede entender también por burguesía la oligarquía económica y política urbana de origen no noble, que en algunos casos encarnaba la representación del estado llano en las asambleas estamentales. Así, por ejemplo, en las Cortes castellanas la representatividad del Reino estaba limitada en la práctica a un conjunto de ciudades que gozaban de aquel privilegio, cuyos gobiernos municipales, aunque cada vez más controlados por la Monarquía a través de los corregidores, elegían a sus representantes o procuradores con objeto de que asistieran y defendieran los intereses de la ciudad en las reuniones de la institución.
Esta definición de la burguesía como oligarquía urbana puede pecar de restrictiva, habida cuenta del proceso de diversificación social que acompaña al tránsito de los tiempos medievales a los modernos. Como efecto de la aparición de nuevas necesidades de servicios, de la multiplicación de las esferas comerciales, de la expansión del mundo mercantil y financiero y de la creciente complejidad de las instancias administrativas, fueron apareciendo grupos humanos que pueden definirse como inequívocamente burgueses.
En origen, la burguesía puede contemplarse como una nueva clase social surgida de forma incipiente en los siglos medievales y que, de algún modo, venía a romper con la lógica feudal de relaciones sociales basadas en el vínculo del vasallaje, aunque se adaptó a esta forma de organización social cumpliendo ciertas funciones económicas dentro de ella. El desarrollo de la burguesía vino de la mano de la expansión del mundo urbano.
En los tiempos modernos, de forma general, "se consideraba a la burguesía inserta entre otras dos clases sociales, la de los de abajo que tenían que ganarse la vida con el sudor de su frente y la de los de arriba que vivían de rentas obtenidas sin esfuerzo" (Kamen).
En el seno del grupo así definido (más en relación con los demás que por sí mismo), pueden distinguirse distintos niveles, teniendo presente que éstos no se corresponden con categorías estables, ya que el grado de movilidad social entre ellos era bastante alto. A riesgo de simplificar puede afirmarse que en los estratos superiores se encuadrarían básicamente los grandes comerciantes, fabricantes y financieros, que constituían la élite burguesa. En los estratos medios se encontraban funcionarios, algunos profesionales (nunca numerosos) y comerciantes de mediana fortuna. Finalmente, los estratos inferiores se nutrirían de artesanos prósperos, funcionarios modestos, tenderos y pequeños comerciantes en general.